Como se puede apreciar en la fotografía (sacada de la edición
digital del 20 minutos), el material utilizado era muy distinto al látex actual, ya que como del cerdo se aprovecha todo, en aquella época, sus intestinos servían para hacerlos y les ponían un lacito para ajustarlos al pene. (No es de extrañar que la natalidad fuese bastante alta con tales medidas de prevención). Así que nuestro estudiante olvidadizo, allá por 1857, decidió esconderlos en uno de sus libros de consulta de la biblioteca, para poderlos utilizar en caso de extrema necesidad. Pero nunca los debió necesitar, porque hace pocos días, un bibliotecario que revisaba libros antiguos, los encontró envueltos en un periódico de la época, y ahora están expuestos en la biblioteca junto con otros objetos curiosos encontrados anteriormente.Deberíamos meter unos condones actuales en un libro de alguna biblioteca (a poder ser, un libro no muy interesante y que sea el menos consultado de la misma) para que dentro de 150 años, cuando los profilácticos sean de otro material más innovador, los estudiante del futuro sepan como eran en el siglo XXI los condones de nuestra era.
1 comentario:
qué curioso...
Publicar un comentario